Perdonadme pero yo esto de
halloween no he sido de celebrarlo nunca. Más que nada porque el día 31 es mi
cumpleaños y siempre he preferido celebrarlo sin pensar en disfraces
terroríficos, ni simulaciones sanguinolentas, ni calabazas…
Pero claro, desde que los canijos
empezaron en la escuela infantil, siempre nos pedían que les disfrazáramos y
allí decoraban los pasillos, las clases e incluso les organizaban mini-pasajes
del terror, con obstáculos y sorpresas.
Este año, en el “cole de mayores”
nos han pedido que fueran disfrazados, el día 30, porque el 31 es un día de
esos de nohaycoleporqueno, y también
nos dieron unas calabazas dibujadas en unas cartulinas para que los niños las
decoraran. Que por cierto, pobrecitos míos como se pongan a comparar con las
calabazas de los compañeros…las de los canijos las decoraron ellos, salvo poner
la purpurina que les ayudé para no tener purpurina hasta en la sopa, el resto
lo hicieron ellos como quisieron. Garabatearon, pegaron plastilina… El resto de
papás, se lo han tomado como una especie de competición y es para ver las
calabazas que han llevado…de proyecto de fin de carrera de manualidades!
En el tema disfraz, pensé hacer
de madre enrollada y hacerles unas caretas de algún monstruito, con goma eva.
La idea se disipó en cuando entré en Imaginarium y las vi, ya hechas y tan
monas, por unos 2€ cada una…Con mi filosofía de simplificar al máximo en todos
los aspectos, no me lo pensé dos veces…
Otro día, haciendo la compra, al
pasar por la frutería, los canijos saltaron como poseídos al ver una calabaza.
Querían que la compráramos para hacerle una carita. La carita contenta y
simpática, eso sí, porque si no les da miedo. Así que, ahí tengo la calabaza en
la cocina, esperando ser masacrada…nunca he vaciado una calabaza. Tendré que
buscar tutoriales en YouTube, que seguro que los hay, para no destrozarla
demasiado y poder aprovechar la carne para hacer una cremita. Al menos
comeremos rico y calentito...si es que se puede aprovechar algo, que como nunca he abierto una calabaza de estas, no tengo ni idea!
Así que nada, este año tengo la sensación de haberme caído
con todo el equipo y todavía me veo disfrazada de bruja piruja y soplando las
velas…Luego dicen que tener hijos no tiene por qué cambiarte la vida.
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